Aquí se explica cómo hacer que los personajes tengan varias capas y desarrollarlos por completo.
Este es quizás el consejo más simple y común que existe, pero no es tan sencillo como parece.
La intriga en una historia es cuando los lectores tienen acceso a alguna información que el protagonista no tiene.
Los personajes no pueden funcionar a menos que sean identificables y propicios para la empatía.
Otra forma de hacer que los personajes sean creíbles es darles peculiaridades que pueden no ser muy relevantes para la historia, pero que parezcan reales.
Es muy importante recordar que nadie puede escribir caracteres que no entienda.
Todos los personajes, ya sean protagonistas o antagonistas, necesitan tener una historia de fondo para explicar por qué son como son.
Una buena manera de crear intriga es hacer que los personajes tengan percepciones sesgadas de sí mismos.
Para evitar encasillarse en un rasgo que es objetivamente bueno o malo, es bueno tener un rasgo ambiguo.