La ciencia detrás de nuestro amor por las historias

¿Cuál es la ciencia que sustenta nuestro amor por las historias y qué tienen las historias que nos resultan tan familiares? La respuesta se encuentra en el complejo funcionamiento de nuestro cerebro y en las ventajas evolutivas que nos proporciona la narración de historias.
La ciencia detrás de nuestro amor por las historias

Los seres humanos se han sentido cautivados por las historias desde los albores de la civilización. Desde los mitos antiguos y las tradiciones orales hasta las novelas y películas modernas, la narración de historias es un aspecto universal de la cultura humana. Pero ¿cuál es la ciencia que sustenta nuestro amor por las historias y qué tienen las historias que nos resultan tan familiares? La respuesta se encuentra en el complejo funcionamiento de nuestro cerebro y en las ventajas evolutivas que nos proporciona la narración de historias.

La base neurológica de la narración

Cuando escuchamos una narración convincente, nuestro cerebro pasa por una serie de procesos complejos. Las investigaciones han demostrado que escuchar una historia bien contada activa múltiples áreas del cerebro, incluidas las responsables de la comprensión del lenguaje, las experiencias sensoriales y las respuestas emocionales. Este fenómeno, conocido como “acoplamiento neuronal”, nos permite experimentar la historia como si fuéramos parte de ella.

Las historias que nos resultan familiares pueden provocar la liberación de oxitocina, a la que a menudo se denomina “hormona del amor”. La oxitocina mejora nuestra capacidad de sentir empatía, confianza y conexión emocional, lo que nos hace más receptivos a la narración y a sus personajes.

Ventajas evolutivas de la narración de historias

La narración de historias ha desempeñado un papel crucial en la evolución humana. Antes de la aparición del lenguaje escrito, las historias orales eran el principal medio de transmisión de conocimientos, valores culturales y estrategias de supervivencia. Al incorporar información importante en las narraciones, los primeros humanos podían recordar y compartir ideas complejas de manera más eficaz.

Las historias fomentan la cohesión social. Las narraciones compartidas crean un sentido de comunidad y pertenencia, y unen a los miembros del grupo en torno a valores y objetivos comunes. Esta unidad habría sido esencial para la supervivencia de las primeras sociedades humanas.

El papel de la dopamina en la interacción con la historia

La dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa, desempeña un papel importante en nuestra interacción con las historias. Una narración bien estructurada crea anticipación y tensión, lo que provoca la liberación de dopamina mientras esperamos la resolución. Esta respuesta química no solo hace que la experiencia sea placentera, sino que también mejora nuestro recuerdo de los eventos de la historia.

Empatía y conexión emocional a través de historias

Los cuentos nos permiten experimentar emociones y situaciones que van más allá de nuestras propias vidas, fomentando la empatía y la comprensión. Al identificarnos con los personajes y sus recorridos, podemos explorar emociones complejas y dilemas morales en un entorno seguro y controlado. Este proceso mejora nuestra capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, fortaleciendo los vínculos sociales.

La ciencia detrás de nuestro amor por las historias
La ciencia detrás de nuestro amor por las historias

El poder de la identificación y la empatía

Nos atraen especialmente las historias que reflejan nuestras propias experiencias o aspiraciones. Cuando vemos aspectos de nosotros mismos en un personaje o una narración, nos involucramos más en el resultado. Esta identificación nos permite procesar nuestras propias emociones y experiencias a través de la lente de la historia, lo que nos proporciona conocimiento y catarsis.

El potencial terapéutico de contar historias

Más allá del entretenimiento, la narración de historias tiene aplicaciones terapéuticas. La terapia narrativa, por ejemplo, utiliza el proceso de narración de historias para ayudar a las personas a reformular sus narrativas personales, lo que conduce a una mejora de los resultados en materia de salud mental. Al reinterpretar sus historias, las personas pueden obtener nuevas perspectivas y superar patrones de pensamiento negativos.

Conclusión

Nuestro amor por las historias está profundamente arraigado en la biología de nuestro cerebro y en la historia evolutiva de nuestra especie. A través de la activación de vías neuronales, la liberación de hormonas que nos vinculan y el fomento de la empatía, la narración de historias nos conecta con los demás y nos ayuda a comprender el mundo. Como práctica cultural y fenómeno neurológico, la narración de historias sigue siendo un aspecto fundamental de la experiencia humana.

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