Llegando a los cines esta semana, Karate Kid: Leyendas Intenta revivir la querida franquicia de los desvalidos con una mezcla de nostalgia y nuevos elementos. La película sigue a Li Fong (Ben Wang), un adolescente experto en kung fu gracias a su entrenamiento con el Sr. Han (Jackie Chan). Cuando su madre (Ming-Na Wen) los traslada a Nueva York y les prohíbe pelear, Li se convierte rápidamente en el blanco del acosador local Connor Day (Aramis Knight), quien resulta ser el exnovio celoso de su nuevo interés romántico, Mia (Sadie Stanley).
Un giro de mentoría poco convencional
La desviación más notable de la película del trillado camino de Karate Kid ocurre al principio. Después de que Li defiende al padre de Mia, el exboxeador Victor (Joshua Jackson), de los cobradores de deudas, Victor convence a Li para que lo entrene para una pelea de regreso. Este cambio de roles, donde el joven artista marcial es mentor del atleta mayor, proporciona una dinámica fresca y un tiempo de pantalla significativo en la primera mitad. La cálida actuación de Jackson y su fácil compenetración con Wang, junto con la encantadora química entre Wang y Stanley, son puntos destacados frecuentemente citados. La habilidad del director Jonathan Entwistle para retratar relaciones juveniles, perfeccionada en El fin del mundo de mierda, brilla por aquí.
Las leyendas entran y el ritmo se acelera
La trama cambia de rumbo cuando el combate de boxeo de Victor termina desastrosamente debido a una trampa. Para ganar el premio de $50,000 necesario para saldar la deuda de Victor, Li participa en un torneo de karate en toda la ciudad. Esto provoca la llegada del Sr. Han para entrenarlo. Al darse cuenta de que el torneo requiere karate, no kung fu, Han recluta al Karate Kid original, Daniel LaRusso (Ralph Macchio), aprovechando su conexión compartida con el difunto Sr. Miyagi (revisado brevemente a través de un flashback a... El Karate Kid Parte II). Si bien la tan esperada unión de Chan y Macchio ofrece encanto, particularmente en su primer encuentro en la casa de Miyagi en Los Ángeles, su llegada coincide con un cambio significativo en el ritmo de la película.

La edición frenética socava el peso emocional
Los críticos señalan la segunda mitad de la película como su punto más débil. La insistencia en un ritmo implacable y enérgico se manifiesta a través de una música constantemente animada, un montaje frenético y florituras estilísticas que distraen (como gráficos inspirados en videojuegos y viñetas de cómics durante las primeras peleas). Este enfoque frenético impide que los momentos emotivos clave se transmitan con eficacia. Las escenas que buscan transmitir peso, como cuando Daniel le entrega a Li una diadema simbólica, o las conversaciones entre Han y la madre de Li sobre sus temores por la muerte de su hijo mayor, se precipitan y quedan sepultadas bajo una música transversal y abrumadora, lo que disminuye su impacto.
Resultados mixtos y longevidad de la franquicia
Si bien la pelea culminante en la azotea ofrece espectáculo y Wang se convierte en un nuevo protagonista agradable, el villano Connor y su mentor O'Shea (Tim Rozon) parecen poco desarrollados. La película finalmente ofrece el esperado triunfo del desvalido y celebra su legado, incluyendo un cameo post créditos. Sin embargo, Karate Kid: Leyendas La película lucha por equilibrar sus elementos novedosos con la fórmula de la franquicia. La actuación de Ben Wang, el sorprendente y destacado papel de Joshua Jackson y la novedad de ver a Chan y Macchio juntos aportan entretenimiento. Sin embargo, la velocidad vertiginosa de la película y su apego a los clichés en su segunda mitad le impiden recuperar la resonancia emocional de sus predecesoras. Sirve como recordatorio del perdurable atractivo de la franquicia, pero sugiere margen de mejora en la inevitable séptima entrega.
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